¿A dónde va el Real Zaragoza?
Señoras y señores, niños y niñas, abuelos y abuelas, bienvenidos una vez más a la atracción Real Zaragoza. Es decir, lo más parecido a una montaña rusa pero en Zaragoza, más concretamente en la Calle de Eduardo Ibarra, nº6. Para los que no sepáis de lo que hablo, me refiero al Estadio de la Romareda. Y es que este equipo no puede tener otra descripción. Una hermosa y gran montaña rusa. Un poco convulsa, pero a veces hasta agradable.
Por dar un dato. El Real Zaragoza desde la jornada 19 ha decidido ser un equipo basado en la estadística. Me explico. Puntúa una jornada, y las dos siguientes se queda a 0. Puntúa otra jornada, y se queda dos a 0. Y así sucesivamente. Cierto es que esta estadística de momento sólo se ha repetido una cuantía de dos veces, pero oye, que me quiten lo contado.
En la Jornada 19, el Real Zaragoza empató en la Romareda con el Getafe (1-1) A partir de ahí, dos iban a ser las semanas que se quedara sin puntuar. Primero en su salida al Bernabeu y 7 días después en la visita del Rayo Vallecano a la Romareda. En este instante se produce un punto de inflexión en el equipo maño. La afición “empieza” (ya viene de muchos años atrás) a mostrar su descontento con el mayor accionista del club, Agapito Iglesias, y decide iniciar una sonora “Agapitada” en el minuto 32 de cada partido que se dispute de ahí en adelante en el Estadio de la Romareda. Los resultados del equipo no mejoran. El abismo se ve cada vez más cerca hasta que, unos días después, el equipo viaja con la moral baja a Cornellá-Prat (Espanyol,Barcelona) y regresa con la misma, en este caso, por las nubes. Y es que contra pronóstico el Real Zaragoza supo aguantar a Weiss, Coutinho y cia, y llevarse los 3 puntos de Cornellá. La prensa cambió los titulares de sus portadas. Pasamos de abismo a una posible luz al final del túnel. Esa luz que todos desean. La luz de la salvación.
Pero una semana después, ya en la Jornada 24, el Real Zaragoza volvería a andar por la senda del abismo. Se recibía al Betis. El Estadio, pese a ser partido nocturno, presentó una buena entrada. La gente acudía con ilusión a la Romareda, e incluso ya se veían las primeras pancartas de “Se puede “. Pero mal. Muy mal. El Real Zaragoza dejó una imagen deplorable. El Betis ganó 0-2 y se llevó los puntos a Sevilla. Volvería a ser una semana amarga en la capital del Ebro, que se vería más reforzada aún con la derrota del Real Zaragoza días después en Málaga. La imagen del equipo allí fue nefasta. No hubo por donde coger los 5 goles que el Málaga le endosó al equipo maño. Y eso que los de Jimenez empezaron por delante en el marcador, pero de poco sirvió. Otra semana más de quejas, lloros, amenazas de no ir al campo… Y por supuesto, todas esas sensaciones muy comprensibles. No es grato sentirse engañado, manipulado, insultado y humillado por un señor que encima ni va al campo. Esto encima debe de dar más rabia. El no poder desahogarte con el señor que está arruinando al club in situ es, como ya se oye por la ciudad, frustrante.
Pasó la semana y tocaba la visita del Villarreal. La verdad que no se le esperaba con muchas ganas. Es más, se pensaba más en qué hacer en el Estadio, que en cómo ganarle al Villarreal. Y como todos sabéis, pasó lo que tenía que pasar. En el minuto 32 “Agapitada” y en el minuto 76 “Agapirada”. Si no teníamos bastante con el primer término, pues toma un segundo. ¡Benditos términos futbolísticos que quedarán para el recuerdo!. Venga, al partido. El Zaragoza ganó, así es. Como no saberlo. Pues es que el equipo es: puntúo en uno, pierdo dos. A priori no había muchas esperanzas de ganar. Y menos cuando el Villarreal se adelanta en el marcador. Pero este equipo es lo que tiene, que hace milagros. Que hace millonarios a los apostantes. Que es un rompe-quienielas. Digamos que la culpa la tiene un equipo que jugó bien y supo aguantar (R.Zaragoza), un equipo que pecó de poca experiencia con el marcador a favor (Villarreal), y de un trallazo de Luis García a la escuadra. Hasta ahí el empate. Luego ya llegaría el “Abraham de mi vida”, digo Iniesta, perdón. Bueno, no, no, que narices: “Abraham de mi vida y de mi corazón“. Lo que parecía ser una desbandada, no unánime, en la Romareda, se iba a convertir en el templo de los milagros. En el último minuto el Real Zaragoza ganó merecidamente, que no se nos olvide.
Una semana más en “Can Zaragoza”. Esta toca relajada, pero siempre siendo sinceros y sabiendo lo que hay. Sí que es cierto que la gente pasea por la ciudad con otra cara, e incluso cuando pasas por la Romareda, la gente se anima y se echa una foto como diciendo:¡Esta es de las últimas fotos que me hago con el equipo en primera!. ¡O no!.
Que nunca se sabe. Que este equipo derrocha grandeza hasta cuando pierde. Que todo es posible. Que el Real Zaragoza es el Real Zaragoza, joder ( por decirlo finamente ). Y como se suele decir, las estadísticas están para romperlas. Por eso rompamos la del comienzo del artículo. Como decía Bujadin Boskov: “Fútbol es fútbol”. A jugar. Que el león de ese escudo vuelva a rugir.
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