This is football
Grandioso, espectacular, memorable, épico, mágico,obra maestra, sobresaliente, maravilloso...son solo unos ejemplos de como se puede calificar el partido que nos ofrecieron ayer el Athletic y el Barcelona. Una oda al fútbol, un homenaje al deporte rey. La lucha de 22 hombres por la victoria, el esfuerzo de 22 titanes por llevarse la gloria para casa. Todo ello aderezado por un estadio mítico, engalanado como en sus mejores noches, con el apoyo de una hinchada entregada a más no poder, y un diluvio que aportó máyor épica si cabe al desarrollo del encuentro. El empate a 2 hizo justicia a los méritos de ambos conjuntos. Tanto Athletic como Barça merecieron ganar. Pero ayer desde luego hubo un claro vencedor: el FÚTBOL.El comienzo del partido fue trepidante. Fue el conjunto dirigido por Pep Guardiola quien empezó manejando la batuta del encuentro. Lejos de echarse atrás, un Athletic valiente le jugó de tú a tú al todopoderoso equipo culé. Si el Barça encontraba en el balón su mejor aliado, y en Xavi, Cesc e Iniesta sus comandantes de operaciones, el Athletic rugía con el ímpetu de Amorebieta, el desparpajo de Muniain y con la onmipresencia de un imperial Llorente. Las primeras ocasiones fueron llegando. Adriano para el Barça y De Marcos para el Athletic lo intentaron antes de que llegase el primer zarpazo de los de Bielsa. Susaeta se aprovechó de un resbalón de Alves y cedió atrás para que Herrera ( enorme también anoche) inaugurase el marcador con un precioso zapatazo. 1-0 y fin a la imbatibilidad de Valdés. La alegría rojiblanca, no obstante, duró poco. Un par de minutos después un gran centro de Abidal fue rematado de cabeza con maestría por Cesc Fábregas. Al más puro estilo inglés. 1-1 y vuelta a empezar.
Ambos equipos continuaron con su recital hasta el fin de la primera parte. El Athletic reclamó un más que posible penalty sobre Iraola que el colegiado Paradas Romero no apreció. Iraizoz desbarató sendas ocasiones blaugranas y los del Botxo continuaron plantándole cara al mejor equipo del mundo. Golpeaba el Barça. Golpeaba el Athletic. Precioso.
Tras la reanudación ambos contendientes siguieron a lo suyo. Con un césped que ya no podía tragar más agua y por lo tanto mucho más pesado, hubo menos elaboración. Pero dió lo mismo. Athletic y Barça, Barça y Athletic siguieron dejándose el alma en cada jugada. La afición bilbaína sabía que Messi podía aparecer en cualquier momento. Los culés temblaban cada vez que Llorente recibía en el área. Guardiola retiró a Xavi ( tremenda ovación la que se llevó el de Terrassa) y a Adriano y buscó hacer más daño con Alexis y Villa. Bielsa no movía su banquillo. Todos estaban de matrícula de honor. El partido seguía por los mismos derroteros hasta que llegaron los últimos 10 minutos. 10 minutos de locos. De bendita locura.
En el minuto 80 un córner botado por Herrera supuso el segundo gol rojiblanco. El balón tras una serie de carambolas entre Abidal, Llorente y Piqué se introdujo en las mallas desatando la locura en San Mamés. El Athletic se ponía por delante, y el Barça con la obligación de remontar. Y apareció Messi. El argentino, tras un partido discreto se erigió en el bote salvavidas al que se agarró el Barcelona. En el minuto 91 y tras una falta de entendimiento entre Iraizoz e Iturraspe, el balón quedó muerto para que el 10 del Barça remachara al fondo de la red. 2-2 y no hubo tiempo para más.
Justo empate entre 2 equipos que merecieron ganar. En un inmenso partido, en el mejor de lo que llevamos de liga, Athletic y Barcelona demostraron lo que significa luchar por un sentimiento. Pudo ganar cualquiera de los 2 y no hubiera sido injusto. Pudo perder cualquiera de los 2, y tampoco lo hubiera sido. La grandeza del Athletic, del Barça, de San Mamés y del honor. This is football.
Diego Feijoo
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