El caso Reyes
Parece oficial que Jose Antonio Reyes dejará el Atlético de Madrid este invierno para ir a jugar a Turquía, al Galatasaray de su ex-compañero Ujfalusi. Una vez más, el Atleti venderá a un jugador importante en la distribución de minutos de la plantilla con la temporada comenzada, sin tener a la vista un recambio que iguale o mejore al jugador vendido. Ya pasó con Maxi y Simao en los mercados de invierno anteriores, y con Heitinga y Jurado en el último día de mercado de verano.
Pues bien, dejando a un lado el hecho de que estas ventas serían inconcebibles en un equipo con algo de planificación deportiva, desde aquí queremos analizar un poco la relación del utrerano con el Atlético de Madrid, y en concreto, con la cada vez más extraña afición atlética.
La historia de Reyes con el Atlético de Madrid comienza en verano de 2006, tras el Mundial de Alemania. El rendimiento del ex-sevillista en el Arsenal había decaído sustancialmente en los últimos años, por lo que Wenger se plantea su salida. En ese momento varios clubes se interesan, y entre ellos destacan el Atléti y el otro equipo importante de la capital. Tras un par de semanas de negociación parece claro que el Atlético ha llegado a un acuerdo con Reyes, se filtra en la prensa un precontrato por el cual el jugador tendría que indemnizar a los rojiblancos en caso de no fichar por ellos y fichar por cualquier otro equipo. Y así pasó. Reyes fue a jugar al Real Madrid en el último día de mercado, en un trueque en forma de cesión con Baptista, y el Atlético recibió una indemnización que se rumorea cercana a los tres millones de euros, pero vio como un jugador prefería perder bastante dinero e irse a jugar al máximo rival.
Ese año, el sevillano le daría la Liga al Real Madrid con dos goles en la última jornada ante el Mallorca, y desde el comienzo del verano manifestó su deseo de continuar en el equipo de Concha Espina. Sin embargo, el Real Madrid no estaba dispuesto a pagar lo que pedía el Arsenal, y el Atlético utilizó el dinero de Fernando Torres para fichar a un jugador que había pagado por no jugar en el club. Para los atléticos que vieron un Atleti grande, un sacrilegio, para otros atléticos un buen fichaje.
En la presentación de Reyes, unos cuantos aficionados demostraron que no estaban contentos con ese fichaje, protestando por el trato que el sevillano había dado al club, pero en especial por otra mancha en la camiseta atlética que se apuntaban los dueños ilegítimos del Atlético de Madrid.
Ese año el rendimiento de Reyes fue muy bajo, con varias expulsiones, una relación muy complicada con la grada y jugando muy pocos minutos. Se marchó en verano al Benfica, en el que se encontró con Quique Sanchez Flores y su juego se recuperó. Tras una buena temporada, volvió al Atlético dirigido por entonces por Abel Resino, y la temporada no comenzó bien. No contaba con la confianza del entrenador, y varios desplantes de éste hicieron que pasase su tiempo entre la grada y el banquillo durante la primera mitad de la temporada. Sin embargo, la historia de Reyes en el club del Manzanares cambió con la destitución de Abel (con el que tuvo numerosos problemas) y la llegada de Quique.
Este le dio confianza, le asentó en la banda derecha, desde la que pudo aprovechar una técnica individual que nunca se había marchado, y desarrollar su juego individual, normalmente carente de colectividad, pero muy destacado en los resúmenes de los partidos.
Este le dio confianza, le asentó en la banda derecha, desde la que pudo aprovechar una técnica individual que nunca se había marchado, y desarrollar su juego individual, normalmente carente de colectividad, pero muy destacado en los resúmenes de los partidos.
Esa temporada fue inolvidable para los atléticos, y muchos olvidaron todo lo que Reyes había hecho en años anteriores. Empezó a salir ovacionado del campo, a ser un indiscutible en las tertulias en los aledaños, y su rendimiento creció. Ningún atlético puede negar que agradeció infinitamente su pase a Forlán en Anfield o su gol en la Supercopa ante el Inter post-Mourinho. Y así Reyes se convirtió en ídolo de una gran parte del Caderón.
Y este año todo pintaba perfecto para el utrerano. Las salidas de Agüero y Forlán le dejaban como referencia ofensiva del equipo. Reyes rindió en pretemporada, asociándose con Adrián, pero cuando la temporada comenzó, el esquema utilizado por Manzano no se le adecuaba. El toque y movimiento que busca el Atlético se encontraba con el balón al pie y tratar de driblar a tres rivales en cada jugada excesivamente habitual en Reyes, y poco a poco ha ido desapareciendo de las alineaciones. Además, su rifirrafe con el técnico tras una sustitución en San Mamés, han desembocado en la más que posible salida del club.Y ahora, con la situación del jienense en entredicho, muchos anti-Manzano alaban a Reyes para postularse.
Y así, con dos títulos a su espalda, con sonoras pitadas y atronadoras ovaciones se irá Reyes del Atlético, quizá diciendo que es Atlético para toda la vida, quizá no, para muchos héroe, para unos pocos, villano.
@David Menéndez14
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