17 de Mayo de 1991, Ondarrea ( Bizkaia ). Nace Don Iñigo Martínez, uno de esos jugadores que te da la sensación de que va a cambiar el panorama futbolístico, pero no sólo en su club sino también en su selección nacional. Afortunadamente para nosotros, vamos a poder disfrutarle-si la vida es justa- en los próximos Mundiales y Eurocopas con la selección absoluta.
Sus comienzos son bajos, como los de los grandes futbolistas. Comenzó jugando en el equipo local, el Aurrerá de Ondarroa. En la categoría de cadete, la joven promesa vasca da el salto a un grande, a la Real Sociedad. Apenas nadie se imaginaba que años después, este chaval se iba a convertir en uno de los defensas de mayor proyección futbolística. Una vez defendiendo los colores txuri-urdin, todo fue progresión, desde su paso por la tercera división con la Real Sociedad B, hasta el presente con la Real Sociedad. Hasta la fecha, 70 son los partidos que ha disputado con la camiseta blanquiazul, con tan solo 20 añitos de edad.
Nadie puede negar lo que este futbolista ya le está dando tanto a la Real Sociedad como a las categorías inferiores de la Selección. Un seguro para los vascos, el futuro para la selección. Podríamos compararle con los grandes defensas del panorama futbolístico, pero si de algo estamos seguros, es que de poco serviría. Va camino de convertirse en el mejor, y no lo decimos por admiración sino porque es lo que él nos demuestra semana a semana, amor a unos colores y profesionalidad hacia un deporte, el fútbol.
Podría escribir mil horas y cosas sobre él, pero tengo que ceñirme a un límite así que seré breve. Iñigo Martínez de segundo apellido “Perfección “, posee las mejores cualidades para ser un grandísimo defensa. Una de ellas es la dureza, pero no una dureza cualquiera, una dureza elegante. Va al balón con convicción, sin hacer daño al rival. Otras de las grandes cualidades que tiene y que más se demanda en un defensa, es la salida de balón. Al más puro estilo Gerard Piqué. Iñigo es capaz de coger el balón dentro de su área, sortear rivales con calidad, escorarse a la banda, y pegar un auténtico misil dirección portería rival. Todos lo recordamos, de esta manera anotó el gol de la victoria en el último minuto en el Benito Villamarín (2-3).Y es con este ejemplo con el que llego a su tercera cualidad, el disparo. Pocos defensas en España y Europa tienen esa cualidad. Coger el balón desde el centro del campo y colocarlo en el fondo de la red del equipo rival está al alcance de muy pocos. Pero a Iñigo no se le resiste nada, y si ya lo hizo frente al Betis, pues por qué no contra el máximo rival, el Athletic Club de Bilbao. Al concluir el derbi vasco sus palabras fueron claras “no hay mayor honor que poder marcar el primer gol en primera división frente a nuestro máximo rival “.Todos nos acordamos como fue ese gol, aunque no le sirvió para ganar el derbi, fue un gol digno de admiración. Recopilando: Dureza, salida de balón, disparo. Y no se puede olvidar la jerarquía. Es raro verle perder su posición en el terreno de juego si no es para generar peligro al contrario. Manda y ordena, es el jefe de la zaga. Montanier tiene claro que es uno de los jugadores de los que no puede prescindir, sabe que es el que une el centro del campo con la defensa, sabe que es capaz de ganarte y salvarte un partido, sabe que es su crack.
A su corta edad, todo el equipo le respeta, todo el estadio corea su nombre, y todos los amantes del fútbol, al menos servidor, le ven como el futuro defensa que todos vamos a querer tener en nuestro equipo. Un ejemplo de amor a los colores, de respeto a un escudo. Así es Iñigo Martínez, un joven jugador que un buen día se propuso ser el más grande en uno de los grandes, la Real Sociedad.
@jorgebados
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