lunes, 26 de septiembre de 2011

Prisionero de la incomprensión

Es uno de los mejores momentos para hablar sobre Marcelo Bielsa, ya que ahora está en duda su capacidad en una liga que fue su objetivo principal y su mayor reto personal en esta etapa de su larga trayectoria en el futbol.

Cuando Marcelo Bielsa está cursando el curso de entrenador a finales de la década del 70´ tenía un tío que vivía en España y su pedido era que le enviara todo el material de futbol de la primera división que pudiera conseguir incluyendo videos, revistas y periódicos con la información que lo apasionaba.



Casi 20 años después pudo arribar a la liga que tanto lo entusiasmaba, en ese momento su estadía fue más corta de lo que alguna vez pensó, duró meses y no se marcho por malos resultados, sino porque su país había depositado la confianza en sus espalda para que sea la persona idónea para conquistar el tricampeonato.

Pasaron 13 años y vuelve a intentar transcender en una competencia que se encuentra en su momento más mediático por la dicotomía de sus principales protagonistas y lamentablemente se formó un oligopolio futbolístico el cual el tercer lugar es más atrayente que cualquier otra liga del mundo.

Apodado “loco” pero una coherencia en su discurso lo distingue entre sus colegas y el extraño reconocimiento que recibe de la mayoría de sus dirigidos lo hacen una persona reconocida en toda Sudamérica y cualquier selección o club del continente no dudaría en contratarlo.



Pero es diferente en Europa, muy diferente ya que los banquillos de las canchas son sillas eléctricas capaces de derrocar imágenes fuertes como Menotti, Bilardo, Basile, Bianchi, Luxemburgo todos ellos con grandes pergaminos y recibimientos majestuosos pero todos con común denominador…la salida por la puerta de atrás.

El sinónimo de Marcelo Bielsa es el la palabra con mayor retribución del vocabulario…el trabajo, pero el trabajo no es suficiente contra una palabra que manipula la vida…los tiempos. Éstos tiempos son los miedos de cualquier admirador del técnico argentino, porque todos sabemos que el entrenador tiene que tener la maleta preparada para el viaje de vuelta sino encuentra los resultados que lograran apagar las llamas de la impaciencia de los aficionados y responsables del club.

Después de su corta etapa como jugador que no logro destacar como un defensa central empezó como observador de jugadores en inferiores en el club que lo formo como jugador, entrenador y persona, ese mismo club que su estadio tiene de nombre Marcelo Bielsa le otorgo la confianza de entregarle una categoría para que el trabajara. Esa misma categoría con el tiempo y con Marcelo como entrenador obtuvo que la mayoría de sus jugadores  debutaran en primera división, después salgan campeón en la Argentina y salgan subcampeón en la copa Libertadores.

Dentro de esos jugadores se encontraban un tal Batistuta, Pochettino, Berrizo, Gamboa, Franco entre otros. Lo nombró a Batistuta como uno de los mejores ejemplos de la clase de persona que es Bielsa, que ya dirigiendo la Selección Argentina le dio la titularidad en el Mundial 2002 a pesar que el goleador de las eliminatorias (Hernán Crespo) y con un presente fantástico en esa temporada tuvo que quedarse relegado en el banco de suplente.



Este ejemplo podría estar en cualquier enciclopedia para poder explicar la palabra lealtad, esa misma que tiene con el presidente del Athletic de Bilbao quien le dio su palabra y tuvo la decencia de rechazar una de las mejores oportunidades que se le pueden presentar a cualquier técnico, no hacerse cargo del Inter de Milán por cumplir su promesa lo hace un completamente loco.

Capaz de hacer entender la importancia de la solidaridad en el juego, el valor de la significación del coraje, la relevancia del esfuerzo y lo transcendente de la rebeldía son elementos que el mismo opto para orientar su vida fueron sus palabras en una conferencia que brindo en Chile con el título “Conducción, Normas y Principios”.

Con un juego que tiene como característica el ataque en diagonales tendrá que adaptarse al nivel que cuentan sus dirigidos pero para el no es una dificultad sino una oportunidad de triunfar con armas de menor prestigio.

No veremos un Sorín desbordando dentro del área como si fuera un 9, tampoco un Alexis Sánchez moviéndose por todo el frente de ataque con o sin el balón, tampoco un Verón llegando a puertas del área para rematar y en la misma jugada volviendo a proteger su área, ni un Batistuta rematando, pero sí a un Iker Muniain, un imponente Javi Martínez o un gigante llamado Fernando Llorente. Nuevos mimbres para un entrenador que si logra tener un proceso veremos un equipo comprometido con la tarea y será un rival serio para todos los demás participantes de la Liga BBVA.




José Carlo Olmos


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