domingo, 12 de junio de 2011

Estrellas estrelladas

“Isco es un malabarista”, “Isco ya prepara otro recital”, “Isco lidera el pase de España…”. Éstos son tres ejemplos de los titulares que nos brinda la prensa deportiva estos días en referencia al jugador perteneciente a la disciplina del Valencia CF. Francisco Román Alarcón, más conocido en el mundo del fútbol como Isco. Este joven malagueño de apenas 19 años, nos ha deslumbrado a todos en el pre-europeo que se está disputando en Suiza gracias a sus regates inverosímiles, su visión de juego y su puntería de cara a puerta. Tal es la repercusión de su juego que muchos afirman que Unai Emery está considerando seriamente subirle al primer equipo (hasta ahora ha jugado en el Valencia Mestalla de Tercera División) o incluirle en un traspaso a un equipo de primer nivel para que obtenga minutos.
“Thiago Alcántara, el Barça encuentra otra perla”, “El centrocampista desbordante: Thiago Alcántara”… podría continuar así toda la mañana señalando con titulares las “perlas” que suelta la prensa deportiva sobre este jugador, de indudable calidad eso es un hecho, de poco más de 20 años y que milita en el FC Barcelona hace 6 años. Thiago (el hijo de Mazinho como la prensa se encarga de recordar una y otra vez como si los demás no tuvieran padre) está llamado a ser el sucesor de Xavi en el centro del campo gracias a su exquisita técnica, táctica y clara vocación ofensiva, tanto en Camp Barça como en la selección española. Lo cierto es que Thiago apenas ha disputado 12 partidos, marcando dos goles, y que con la Roja este año ha debutado en la selección sub-21.
Podría continuar nombrando jugadores como Canales, Sarabia, Neymar, Iturbe, Deulofeu etc., jugadores todos ellos de enorme calidad pero que, sin ni siquiera haber llegado a la veintena de edad y haber conseguido experiencia con el juego de partidos, ya se consideran los sucesores de jugadores de la calidad y la historia de Pelé o Maradona por poner ejemplos.
Lo cierto esto es que, en mundo tan globalizado y mediatizado como es el del fútbol, en el momento que un jugador despunta brevemente, aparecen ojeadores y representantes que afirman tener al nuevo Raúl o al nuevo Cruyff en su agenda y de repente un chico de 17 años que lleva 15 partidos con su equipo en ligas menores vale 22 millones de euros (hablo del caso de Alexandre Pato).
Toda esta mediatización, donde la presión de la prensa y de los agentes crea vanas ilusiones en chavales que lo único que saben y con lo que disfrutan es con el fútbol, acaba con el sueño de muchos porque, lo que resulta un hecho es que donde triunfa uno, naufragan diez.
Traigo aquí dos casos de chicos jóvenes que, a modo de reflexión, sirvan de ejemplo sus historias para demostrar que cuando se realiza una presión excesiva por parte de medios externos, se puede pasar de estrellas a estrellados:

Freddy Adu
Adu es  un joven norteamericano, de origen ghanés, al que el fútbol bautizó como el nuevo Pelé.
Se convirtió en el jugador más joven de la Major League Soccer al debutar con 14 años. Fue en el 2003 y no tardaría en ser señalado como el heredero de O’Rei Pelé. Su poderío físico, su desborde y velocidad hacían presagiar la llegada de un nuevo astro a nuestro fútbol, incluso se habló de la gran lucha que protagonizaron José Mourinho y Sir Alex Ferguson para incorporarlo a las filas del Chelsea y Manchester United respectivamente. Y aquí se inició la caída. En estos años Freddy firmó un jugoso contrato de patrocinio con Nike y poco a poco se empezó a hablar de él más allá de lo estrictamente deportivo, como su relación y posterior ruptura con la cantante JoJo.
En 2007 realizó el esperado salto al viejo continente, firmando por el Benfica portugués a cambio de dos millones de euros (cifra ridícula según los entendidos del momento dada la calidad del jugador), en lo que se esperaba que fuera una etapa de adaptación al fútbol europeo  que le permitiera dar un salto definitivo a un club de mayor nivel. Esta etapa de adaptación aún no la ha superado.
No llegó a jugar ni 20 partidos en el año que defendió la elástica del Benfica y a partir de ese momento no encontró nada de estabilidad deportiva.
En los años siguientes fue cedido al Mónaco, Os Belenenses y Aris de Salónica en una clara caída tanto a nivel de juego como de número de partidos disputados a cada equipo que iba.
El delantero norteamericano espera encontrar en el Rizespor, un equipo de la segunda división turca en el que se encuentra en calidad de cedido actualmente, la continuidad que no ha visto en sus anteriores equipos y así poder desplegar sin presiones la calidad que se supone que atesora.



Kerlon Moura

Kerlon Moura Souza nació un 27 de enero de 1988 en la brasileña ciudad de Ipatinga. El pequeño delantero de apenas 1.67 ingresó en 2001 en las filas del Cruzeiro y, como muchos jóvenes talentos que surgen en Brasil, Kerlon avanzó tan veloz como él mismo por las categorías inferiores hasta confirmarse su debut en 2005 en las filas del Cruzeiro. 

Sin embargo, el verdadero salto tuvo lugar en el Sudamericano Sub-17 de Venezuela donde bajo su liderazgo condujo a su selección a la consecución del campeonato. Su grandísima actuación se vió plasmada al ser galardonado con el MVP del torneo y consiguiendo ser el máximo goleador.
 Aun con ese reconocimiento, la mayoría de la gente que seguimos medianamente el mundo del balompié le recordamos por el regate de la “foquinha” que dio vueltas al mundo. En un claro alarde de la calidad que tiene este chico en los pies, Kerlon alzó el balón y fue avanzando con el esférico dándole toques con la cabeza hasta que fue brutalmente interceptado por una defensa desesperada. Esta jugada, junto con su edad, los regates endiablados y su definición, hizo que media Europa se volviera loca por contar con esta perla brasileña en sus filas. 

Tras muchas negociaciones fue finalmente el Inter de Milán el que se hizo con sus servicios aunque desgraciadamente cayó lesionado de los ligamentos de su rodilla lo que le lastró toda esa temporada.
En la siguiente campaña, Kerlon fue cedido al Chievo Verona con el fin de que recuperara su ritmo de juego y tuviera más minutos para desarrollarse. Desgraciadamente, muchos focos le apuntaron esperando a que volviera a recorrerse la banda realizando la “foquinha” y consiguiera consagrarse como el gran jugador que se esperaba que fuera, lo que afectó a su rendimiento y a la confianza que tenía depositada en él el míster del Verona que le llevó a aparecer apenas en el once titular y no lograr ningún gol en esa temporada. Una vez retornado a la entidad milanista, volvió a ser cedido con igual suerte al Ajax de Amsterdam para ser cedido de nuevo al Paraná brasileño el curso pasado.

Estos son dos ejemplos de qué puede pasar cuando se crea un exceso de expectativas sobre un jugador joven que no se desarrolla adecuadamente y su posible final. Tenemos ahí los ejemplos del mejor jugador del mundo Lionel Messi, o del jugador del año en Francia, el joven belga Eden Hazard, o de uno de los jugadores revelaciones de la Liga, el realista Antoine Griezman; los cuales prefirieron llevar a cabo un desarrollo profesional en sus clubes  de origen, pausado y coherente, alejado de los focos y de las parafernalias mediáticas que ha rodeado a muchos jugadores como Adu y Kerlon; obteniendo los resultados que todos conocemos.

Muchos son los jugadores que han caído en el ostracismo. Muchos son los jugadores que apuntan alto y pocos son los que llegan. Confío que entre los medios se den cuenta de lo peligroso que resulta ensalzar una y otra vez a un chaval de la edad de sus hijos, que no les den tanto bombo y platillo y que se desarrollen como hombres antes que como futbolistas, porque repito; no todos llegan y no siempre es culpa suya.

Pablo Herranz

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