sábado, 25 de junio de 2011

A río revuelto...

A río revuelto; ganancia de pescadores. Este es uno de los refranes más populares del rico refranero español que nos viene a señalar, en esencia, que cuando existe un problema muchos se acercan a ver si pueden sacar partido del mal ajeno. Tanto en el artículo de hoy como en los venideros señalaré cómo algo  tan trivial como es un refrán o dicho, puede tener una reflexión directa que nos empuje a pensar en situaciones deportivas que se han dado y que probablemente se sigan dando en temporadas siguientes.
Aunque probablemente el ideólogo de dicho refrán jamás se le habría ocurrido darle a tal un sentido deportivo (el fútbol no existía en la época de la aparición de los refranes), cuando acaba la temporada se me hace inevitable recordar dicho refrán al ver el desmantelamiento  sistemático que se produce en los equipos que desgraciadamente (alguien tiene que bajar; es el juego) pierden la categoría, ya que parte de la plantilla abandona la entidad por el deseo de continuar con el “sueño de Primera”, o porque el equipo de pertenencia no pueda asumir las altas fichas que existen en la Primera División de nuestro  fútbol.
En esta temporada que ha tocado a su fin, tres han sido los equipos que han perdido la categoría: Deportivo de La Coruña, Hércules y Almería. Una vez que termina o va terminando la temporada, y de forma paradójica, los hombres de estas plantillas son los nombres que más suenan para cambiar de aires la temporada que viene. Digo paradójicamente porque estos jugadores han sido los encargados de descender a sus clubes y de repente tienen más “novias” que los protagonistas de la Liga, aunque más adelante explicaré de forma detallada cuales pueden ser los motivos para este intenso interés.

En un mercado donde los medios nos bombardean día sí día también con los “no fichajes” de Cesc, Neymar, Kun Agüero o Alexis Sánchez, quiero señalar para los más escépticos, que se puede comprobar que los intereses por jugadores como Aranzubía, Guardado, Piatti o Valdéz se negocian desde hace más de un mes; así que, como diría el genio Mourinho, “¿Por qué?.
Por un lado, clubes como el Hércules, que se encuentra en pre-concurso de acreedores, o el Almería, que no tiene una estructura económica muy grande, son incapaces de soportar sueldos de jugadores como el de David Trezeguet (fichaje estrella del Hércules la temporada pasada que cobra la nada desdeñable cifra de dos millones de euros) o de Kalu Uche  o Pellerano (el delantero titular del Almería y el mediocentro argentino cobran poco más de un millón de euros) en la Segunda división, donde el ingreso  por el patrocinio es obviamente menor que en Primera y los derechos de retransmisión de los partidos baja de una cifra situada entre los 13 y los 18 millones de euros en Primera, a una situada entre los 2 y 4 millones para los clubes que militan en Segunda.
Al no poder acometer los pagos de estos elevados sueldos sin comprometer el resto de la estructura económico-deportiva, lo que se busca es una salida de estos jugadores o una rescisión de sus contratos condonando el pago de deudas o del resto de años contratados.
Por otro lado, con el descenso de estos clubes, se considera que los jugadores de dichas plantillas se han “devaluado”, lo que empuja a muchos equipos a pujar por éstos con una ostensible rebaja en el precio de negociación. Dado que el poder de negociación del club descendido es menor (ya que no se puede garantizar al jugador el pago de su sueldo de Primera y que sus pretensiones profesionales sean las mismas en Primera que en Segunda), se considera que los clubes están “empujados” a conversar y a llegar a un acuerdo por una cifra significativamente menor, comparando la situación con el caso de que ambos continuaran en la máxima categoría.
Otra razón más humana es el interés de los jugadores por permanecer en la categoría de honor del futbol español. Muchos consideran que el haber llegado hasta aquí les puede reportar mayor reconocimiento a nivel tanto nacional como internacional, lo que puede derivar en ofertas suculentas del extranjero. Además la posibilidad de firmar un compromiso a largo plazo económicamente interesante parece más sencillo en Primera que en Segunda.
Jugadores de la talla de Lopo, Juan Rodriguez y Adrián han abandonado la disciplina del Deportivo para recalar los dos primeros en el Getafe y el tercero en el Atlético de Madrid. Además Farinós cambia de acera al pasar del Hércules al Levante y uno de los mejores porteros de las pasadas temporadas, Diego Alves, abandona la portería del Almería para defender la meta del Valencia.
Lo curioso de todo esto es que el baile de nombres no ha cesado y jugadores como Aranzubía, Guardado, Valdez, Kiko Femenía, Trezeguet, Piatti, Uche, Pellerano y otros muchos más darán de qué hablar este verano.


Otro punto interesante que hay que destacar es el “curioso” hecho de que, como norma general, los clubes importantes en el panorama nacional no son precisamente los que acometen estos fichajes. Salvo el puntual fichaje de Alves por el Valencia y el acuerdo entre Barcelona y Hércules por Kiko, son los equipos de la mitad baja de la tabla los que buscan estos refuerzos con el fin de no encontrarse con las penurias pasadas en otras campañas. Por ejemplo, el Osasuna se ha reforzado con Nino y Beltrán, jugadores que llegan libres del Tenerife tras perder éste su plaza en Segunda, con el fin de encontrar el gol y la consistencia defensiva que se le ha resistido esta temporada. Otros ejemplos son los casos de Ricardo León, Lacen, Farinós o Gabi que abandonan el Tenerife, Racing, Hércules y Zaragoza con el fin de reforzar la medular al Sporting, Getafe, Levante y Atlético y así no pasar una temporada tan convulsa como la ya terminada.
Pero no pensemos que esto es algo puntual, un sistema nuevo de fichajes  en el período estival, este sistema es en esencia el que mueve el verano a la mayoría de los clubes. La rapiña que sufren los equipos descendidos es algo inherente al propio fútbol y lo ilustraré a continuación con dos claros ejemplos:

Real Zaragoza: La capital aragonesa sufrió uno de los mayores fracasos deportivos que se recuerdan en la temporada 07/08. Un equipo creado para clasificarse en competiciones europeas acabó descendiendo tras realizar una penosa segunda vuelta. Ya desde abril muchos clubes se relamían los labios pensando  en “las rebajas de verano” que iban a acontecer en la capital maña. Una vez consumado el descenso, jugadores consumados como Aimar (Benfica), D´alessandro (Internacional), Lafita (Deportivo), Diego Milito (Genoa) y una larga lista de jugadores de renombre abandonaron el barco zaragocista en su andadura de Segunda división.


Juventus de Turín: El verano de 2006 fue un verano tremendamente convulso para el Calcio italiano. La trama llevada a cabo por el director general de la “Juve”, Luciano Moggi, en la que se demostraba que el club de la ciudad de Turín compró favores arbitrales tanto en la liga italiana como en competiciones europeas, supusieron el descenso administrativo del club a la serie B. Esta situación empujó a la dimisión del laureado entrenador italiano Fabio Capello y a la diáspora de jugadores de talla mundial como Zambrotta y Thuram (Barcelona), Cannavaro y Emerson (Real Madrid), Vieira e Ibrahimovic (Inter de Milán); los cuales prefirieron abandonar la entidad de Turín con el fin de continuar jugando a un nivel competitivo tanto a nivel nacional como internacional, además de seguir recibiendo la llamada de la selección absoluta.

Esto son dos de los muchos casos de “migración” futbolística que se producen año tras año tras la apertura del mercado del mercado de fichajes. En estos tiempos de incertidumbre económica, donde el volumen de patrocinios ha descendido drásticamente y que el pastel de los derechos de retransmisión se lo reparten los grandes de nuestra liga, la posibilidad de “pescar” en clubes recién descendidos o contratar a jugadores que terminan contrato se antoja como las únicas vías que tienen los clubes “pequeños” de la liga de mantener cierto nivel competitivo y luchar la temporada que viene para no ser ellos los devorados; lo que yo te digo, a río revuelto… .

Pablo Herranz Esnaola

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