Un verano extraño
Como cada verano con la llegada del calor uno empieza a malgastar las largas tardes de domingo, huérfanas de fútbol, para reflexionar sobre temas trascendentales como el cambio climático, el futuro del gobierno o la existencia de Bin Laden. Sin embargo, gracias a Dios, los años que no tenemos Eurocopa ni Mundial, absurda estupidez de la FIFA, nos encontramos con una legión de agentes locos por llenar portadas con idas y venidas de futbolistas y de agenciarse con unos buenos emolumentos.
El problema este año es que dinero, lo que se dice dinero, no hay mucho. Los clubes ingleses, habituales esperpentos en este sentido, no tienen demasiada liquidez para afrontar las reformas que necesitan y el Manchester City, único con capacidad financiera para hacer realidad sus sueños megalómanos, tiene tal overbooking de futbolistas que apenas tiene capacidad de maniobra.
En España la cosa no es muy diferente. El Málaga es el único que parece interesado en animar el mercado y se está construyendo una magnífica plantilla a base de negociar bien y ofrecer importantes salarios. Los equipos que pelean por la Champions y la Europa League han optado por una tregua sin condiciones hasta que amaine la tormenta por lo que el año que viene la cosa no cambiará demasiado.
Sin embargo, lo realmente extraño de este verano está en los dos equipos que más portadas suelen dar en este mercado. Tanto Madrid como Barcelona deberían estar a estas horas tratando de cerrar a varios de los mejores futbolistas del mundo envueltos en gigantescas operaciones económicas. Sin embargo, ¿a qué jugadores van a traer si prácticamente todos los cracks ya están jugando en Madrid o Barcelona?
Seamos sinceros, lo de este verano es una total pantomima. Si cogiéramos a los veintidós mejores futbolistas del mundo, dos por puesto, más de quince serían de Madrid o Barcelona. Lo demás es, como se conoce en el mundo periodístico, un porro veraniego. Si exceptuamos el caso de Agüero y de Cesc, aunque del catalán ya echamos suficientes pestes en la eliminatoria contra el Barça y en sus participaciones con la selección, el resto de nombres suenan casi a broma. Neymar, Pastore, Ganso, Alexis…Son los típicos jugadores que antes triunfaban en equipos de media tabla y por los que los grandes clubes pagaban sus veinte millones a ver si terminaban de explotar. De hecho son mayoría los fichajes de este tipo que salen mal y más teniendo en cuenta que ninguno de ellos ha jugado en ligas competitivas.
Cada vez que se ve a alguno de esos presidentes populacheros o agentes de futbolistas salir por la tele uno prepara la grabadora a ver cual es la tontería siguiente que van a decir. Cuarenta millones, cincuenta, ¡sesenta! ¿Pero ese futbolista sabe leer? Porque desde el caso Robinho parecía que habíamos progresado. Ahora son casi ya más famosos los agentes que sus propios futbolistas. Mendes, Raiola, Carvajal, Reza Fazeli…Un gracioso grupo de cazatesoros siempre atentos a la última vanidad del mercado.
En fin, creo que este verano tendré que volver a reflexionar sobre la cuadratura del círculo o a pensar un final alternativo para Lost porque como trate de seguir el ritmo discursivo de esta gente puedo acabar helado.
Javier del Mar
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