Romance con el balón

Romance con el balón

Era la semifinal de la Copa Libertadores del 2001,Boca enfrentaba el partido de vuelta en Brasil contra el Palmeiras y ese día se derrumbó todo mi ignorante fanatismo  que tenia por River Plate y me di cuenta que el futbol es más grande que cualquier equipo, que uno puede apreciar el arte de jugar desde una cancha de un barrio periférico hasta la primera fila de un estadio de lujo, qué jugar bien a la pelota va mas allá del jugador y la vida personal es un elemento absurdo de analizar si es que el jugador cumple dentro de los 90 minutos. Sólo Román Riquelme pudo lograr eso.

Riquelme apareció en el ámbito de futbol sin debutar en primera división, sino por un sudamericano sub 20 en Uruguay que Pekerman armó un seleccionado digno de recordar que después salió campeón del mundo en su categoría. En ese equipo brillaban un tal Cambiasso, Samuel, Aimar, Leo Franco, Scaloni entre otros pero el líder futbolístico tenia la 8 en la espalda y un 100 en la cabeza a la hora de simplificar el juego.

Su colegio fue Argentinos Junior el mismo que formó a Maradona y Redondo, ya era el abanderado en los mediados del 90 pero se fue sin debutar y su universidad fue Boca Juniors y el docente que lo potenció fue el “Virrey” Carlos Bianchi, una eminencia en Sudamérica pero sin ninguna transcendencia en Europa.

El último partido de Maradona fue el superclásico en el Monumental y salió reemplazado por Juan Román en el segundo tiempo, pero Diego no pensó que saldría reemplazado en el corazón de los hinchas bosteros quienes consideran su más grande ídolo a Riquelme por encima de cualquier jugador. Y eso no es todo, Messi también recibió la factura de lo que genera el último diez verdadero en el momento que la hinchada cantaba el “Riquelmee,Riquelmee” el último partido de la selección argentina de local frente a Bolivia con un Lionel capitán, con la preciada camiseta número 10 y  sin lograr un sentido de pertenencia con su país de origen.

El paradigma que se tenía con Boca de equipo de garra y que prefiere ganar en el último minuto fue totalmente cambiado por Román por el del buen juego, la posesión del balón y ganar sin sufrir. Tuvo la gran oportunidad de convertirse en un jugador de élite en el 2006, tenía un equipo que tenia la tranquilidad de su técnico Pekerman pero la mala suerte y las malas decisiones lo hicieron  salir del Mundial de la manera más ridícula posible sin perder ni un partido y despedido por los penales que lograron convertir en figura a un viejo conocido Lehmann quien ya había amargado a Riquelme en la semifinal de la Champions League y arrancando de cuajo las ilusiones del Villareal.

Pero no todo fue fácil para Román y su comportamiento imposible de dominar le costó varias peleas con personajes de su misma talla, no le gustaba la posición que lo ubicaba Van Gal en el fracaso personal más grande en el Barcelona al que no dejó ni su nombre escrito en las los asientos del Camp Nou. También  no olvidar que salió a declarar que no tenia los mismo códigos con Maradona y por su orgullo se perdió el mundial 2010, también las peleas con Palermo a tal punto ni de saludarse dentro del vestuario y la pelea con Pellegrini quien lo marginó del plantel del Villareal a pesar que era el mejor jugador del equipo. Basile lo calificó de ciclotímico y le dio toda su confianza para jugar en la selección Argentina sin disputar ni un partido en el Villareal, y Riquelme le respondió con goles y futbol gourmet.

Ahora ya con 33 años lo único que le molesta son las lesiones que no le permiten completar un campeonato y pero aun así sigue marcado la diferencia en un futbol que el enganche solo es visto con buenos ojos en Brasil por que la moda del doble cinco acapara toda la atención de los técnicos actuales. Ese es Román un personaje creativo dentro de la cancha y polémico fuera de ella, orgulloso al punto de perjudicarse a si mismo pero con unas convecciones capaz de doblegar cualquier situación conflictiva que no le permita estar feliz. Os dejamos un vídeo donde se puede apreciar la calidad de este genio. Que lo disfrutéis.